Otra ciudad, otro spot, otro sueño hecho realidad. Esta vez, Valencia es el escenario donde la tabla y yo seguimos explorando el viejo continente. Esta ciudad española lo tiene todo: arquitectura impresionante, plazas infinitas y calles que parecen diseñadas para el skate. Aquí, cada rincón cuenta una historia y cada superficie es una oportunidad para dejar mi huella.
Desde el mármol perfecto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias hasta los rincones más escondidos del casco antiguo, Valencia se siente como un paraíso para cualquier skater. Las calles no perdonan, pero tampoco decepcionan. Cada truco, cada caída y cada sesión son parte de la aventura, con el sol mediterráneo como testigo y el sonido de las ruedas marcando el ritmo.
Más que un destino, Valencia es una experiencia. Entre sesiones, un respiro junto al mar, una horchata bien fría y la vibra de una ciudad que nunca deja de moverse. El viaje sigue, la tabla rueda, y el viejo mundo sigue abriéndome sus calles.

Jose Cantillana